La historia de Ángel en el mundo del motociclismo empezó muy temprano. Con apenas 4 años, su vínculo con las motos se volvió innegable, gracias a la influencia y el entusiasmo de su padre, Tino, quien también corría en motocross. Ángel quería acompañar a su padre y, una vez en la pista, no había vuelta atrás: tenía que subir a la moto y dar vueltas con su padre
Aquel mismo año sus padres decidieron regalarle una minimoto en Navidad. Empezaron a ir a una nave para enseñarle a montar, pero se llevaron una grata sorpresa: parecía que lo había hecho toda la vida. Fue entonces cuando comprendieron que Ángel tenía que entrenar en una escuela de pilotos que había en Alicante.
Los primeros pasos de Ángel en el mundo de las carreras fueron en las ligas interescuelas, incluso antes de cumplir los 6 años. Con su ingreso en la Cuna de Campeones, su ascenso comenzó a tomar forma: obtuvo victorias, reconocimientos, becas y títulos que respaldaban su talento y compromiso con el deporte.
El número 18 ha sido un símbolo de su trayectoria, inspirado en la figura de Nico Terol, cuya coincidencia en algún entrenamiento dejó una huella imborrable en su memoria. Sin embargo, esta temporada no ha podido mantener el número 18, de modo que ha sumado su número (18+18) y se ha quedado con su resultado: 36, número que le recuerda también al gran Joan Mir.
La historia de Ángel en el mundo de Moto3 es un relato de sueños convertidos en realidad gracias a la dedicación y el apoyo de una familia unida por una pasión en común. Y aunque el camino pueda estar lleno de desafíos, su determinación y amor por las dos ruedas siempre serán su motor para alcanzar nuevas metas y seguir mejorando en la pista.
